Esta semana comenzaba para todos los salvadoreños con una noticia de esas que te dejan un característico buen sabor de boca por mucho tiempo y que además se convierten en parte de la historia también.
En una reunión llevada a cabo en el estado mexicano de Pachuca, los integrantes del comité de selección del Salón de la Fama del Fútbol realizaron una votación para elegir a los integrantes de la tercera generación de jugadores que pasaran a la eternidad como nuevos miembros de tan selecto grupo, entre esos afortunados y privilegiados un nombre resalto con brillos propios: Jorge Alberto “Mágico” González.
Efectivamente, ese Mágico que tantas alegrías nos dio en el pasado, que tantas veces puso en boca de muchos alrededor del mundo el nombre de El Salvador, ese mismo que hizo a otros tantos dirigirse a los mapas en búsqueda de este país que no es famoso por casi nada (al menos por casi nada digno de admirar) ese mismo Mágico, lo hizo de nuevo.
Y no era para menos, a partir del próximo mes de noviembre el nombre de Jorge González se unirá en una lista al de otros que han sido considerados unánimemente a través de los años, como los más grandes jugadores que han existido en la historia del deporte rey. Solo por nombrar algunos, y corro el riesgo de que jamás hayan escuchado hablar de ellos (nótese mi ironía tan descarada): Alfredo Di Estèfano, Mario Zagallo, Ferenc Puskas, Lothar Matthäus por no mencionar a Maradona o Pelé. Es algo así como decir que El Salvador pasara a formar parte del G-8, que es el grupo de los países más industrializados del mundo, parecería un poco burda la comparación, pero no deja de ser real.
Para que se hagan una idea les comparto estos números: en este grupo de jugadores solamente se encuentran 23 internacionales elegidos en las dos generaciones anteriores, de las cuales la actual tercera generación es la que menos cupos otorgo con 4, ya que en la primera se eligieron 15, y en la segunda 8. La mitad de ellos fueron campeones del mundo con sus selecciones, y el 80% consiguieron un titulo importante con sus países ya sea en Europa o América, además de que el 100% de ellos fueron campeones de torneos importantes a nivel mundial con sus clubes. Por lo tanto la comparación se vuelve menos burda desde mi perspectiva.
Los elegidos en esta ocasión no se quedan atrás, Maldini, Baresi o Weah todos ellos cumplen con al menos uno de los criterios antes expuestos, todos menos uno.
Si todos menos ese que por eso es más grande aún, ese que de un país menos que subdesarrollado dio el salto al fútbol del primer mundo, ese que llego a jugar a un equipo de segunda categoría, ese que hizo vibrar a un estadio a una afición a una cuidad, ese que se canso de hacer picardías a los equipos más grandes de España, ese que amaba la noche y odiaba el entreno, ese que desistió de fichar por equipos de la elite solo por evitar la responsabilidad de ver al futbol como un trabajo y no como su mayor diversión, ese que fue, es y será siempre humilde y tratara de anteponer el nombre de su país al del suyo propio, ese que huye lo mas que puede de las entrevistas y de los medios, ese que se ha ganado un hueco en el corazón de cualquiera que guste del futbol en nuestro “paicito” como le gusta decir, ese que cada día que pasa agranda su leyenda por meritos propios y que en pocos meses vera como su nombre se escribe en el lugar que se merece junto a los más grandes de la historia, ese que es salvadoreño y nos hace sentirnos orgullosos de serlo también.
Ese solo puede ser uno, ese tiene que ser alguien: MÀGICO.
Escrito por: Geovanny Tejada
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En una reunión llevada a cabo en el estado mexicano de Pachuca, los integrantes del comité de selección del Salón de la Fama del Fútbol realizaron una votación para elegir a los integrantes de la tercera generación de jugadores que pasaran a la eternidad como nuevos miembros de tan selecto grupo, entre esos afortunados y privilegiados un nombre resalto con brillos propios: Jorge Alberto “Mágico” González.
Efectivamente, ese Mágico que tantas alegrías nos dio en el pasado, que tantas veces puso en boca de muchos alrededor del mundo el nombre de El Salvador, ese mismo que hizo a otros tantos dirigirse a los mapas en búsqueda de este país que no es famoso por casi nada (al menos por casi nada digno de admirar) ese mismo Mágico, lo hizo de nuevo.
Y no era para menos, a partir del próximo mes de noviembre el nombre de Jorge González se unirá en una lista al de otros que han sido considerados unánimemente a través de los años, como los más grandes jugadores que han existido en la historia del deporte rey. Solo por nombrar algunos, y corro el riesgo de que jamás hayan escuchado hablar de ellos (nótese mi ironía tan descarada): Alfredo Di Estèfano, Mario Zagallo, Ferenc Puskas, Lothar Matthäus por no mencionar a Maradona o Pelé. Es algo así como decir que El Salvador pasara a formar parte del G-8, que es el grupo de los países más industrializados del mundo, parecería un poco burda la comparación, pero no deja de ser real.
Para que se hagan una idea les comparto estos números: en este grupo de jugadores solamente se encuentran 23 internacionales elegidos en las dos generaciones anteriores, de las cuales la actual tercera generación es la que menos cupos otorgo con 4, ya que en la primera se eligieron 15, y en la segunda 8. La mitad de ellos fueron campeones del mundo con sus selecciones, y el 80% consiguieron un titulo importante con sus países ya sea en Europa o América, además de que el 100% de ellos fueron campeones de torneos importantes a nivel mundial con sus clubes. Por lo tanto la comparación se vuelve menos burda desde mi perspectiva.
Los elegidos en esta ocasión no se quedan atrás, Maldini, Baresi o Weah todos ellos cumplen con al menos uno de los criterios antes expuestos, todos menos uno.
Si todos menos ese que por eso es más grande aún, ese que de un país menos que subdesarrollado dio el salto al fútbol del primer mundo, ese que llego a jugar a un equipo de segunda categoría, ese que hizo vibrar a un estadio a una afición a una cuidad, ese que se canso de hacer picardías a los equipos más grandes de España, ese que amaba la noche y odiaba el entreno, ese que desistió de fichar por equipos de la elite solo por evitar la responsabilidad de ver al futbol como un trabajo y no como su mayor diversión, ese que fue, es y será siempre humilde y tratara de anteponer el nombre de su país al del suyo propio, ese que huye lo mas que puede de las entrevistas y de los medios, ese que se ha ganado un hueco en el corazón de cualquiera que guste del futbol en nuestro “paicito” como le gusta decir, ese que cada día que pasa agranda su leyenda por meritos propios y que en pocos meses vera como su nombre se escribe en el lugar que se merece junto a los más grandes de la historia, ese que es salvadoreño y nos hace sentirnos orgullosos de serlo también.
Ese solo puede ser uno, ese tiene que ser alguien: MÀGICO.
Escrito por: Geovanny Tejada
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