Cada cual con sus cartas, el Barcelona tocando con paciencia y el Atlético de Madrid replegado en el fondo, raspando en cada pelota dividida. Con la cancha inclinada y más de 10 jugadores merodeando siempre el área visitante.
La estrategia parece efectiva hasta que el marcador no se mueve. Y así se fue el primer tiempo. Con el Barcelona intentando el pase filtrado que nunca logró, con Messi moviéndose por el frente de ataque y tratando de triangular con Neymar y Suárez. La más clara la tuvo el uruguayo con un remate de sobrepique que se fue por arriba.
¿Y el equipo de Simeone? Poco y nada. Solo se dedicó a defender y apostó a alguna contra, que estuvo a punto de aprovechar en una corrida del Niño Torres que terminó cortando Piqué con lo justo.
El segundo tiempo fue calcado. Pero el equipo de Luis Enrique fue perdiendo paciencia y precisión con el correr de los minutos. Cayó en la red del Aleti, que lo controló y contó con la cuota de suerte necesaria para llevar a cabo estos planteos. Iniesta se animó con zurdazo de afuera, pero tapó el arquero. Neymar se resbaló cuando quedaba cara a cara con el gol y Messi estuvo muy rodeado. Cada vez que lograba sacarse un hombre de encima, lo frenaban con infracción.
Y el partido se ensució. Se jugaba como quería el Atlético. Hasta que en ese escenario de confusión, Busquets capturó un rebote en el área, Juanfran se lo llevó puesto y el árbitro cobró el penal. Messi quedó a doce pasos del triunfo: pateó suave, Oblak voló a su izquierda y tapó el remate pero el argentino llegó rápido al rebote y, por fin, logró quebrar a la defensa del equipo visitante.
Ahora se volverán a ver las caras el próximo miércoles en el Vicente Calderón. Atlético de Madrid ya no podrá salir a defenderse. Y el Barcelona viaja con una ventaja mínima que le costó mucho conseguir.
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La estrategia parece efectiva hasta que el marcador no se mueve. Y así se fue el primer tiempo. Con el Barcelona intentando el pase filtrado que nunca logró, con Messi moviéndose por el frente de ataque y tratando de triangular con Neymar y Suárez. La más clara la tuvo el uruguayo con un remate de sobrepique que se fue por arriba.
¿Y el equipo de Simeone? Poco y nada. Solo se dedicó a defender y apostó a alguna contra, que estuvo a punto de aprovechar en una corrida del Niño Torres que terminó cortando Piqué con lo justo.
El segundo tiempo fue calcado. Pero el equipo de Luis Enrique fue perdiendo paciencia y precisión con el correr de los minutos. Cayó en la red del Aleti, que lo controló y contó con la cuota de suerte necesaria para llevar a cabo estos planteos. Iniesta se animó con zurdazo de afuera, pero tapó el arquero. Neymar se resbaló cuando quedaba cara a cara con el gol y Messi estuvo muy rodeado. Cada vez que lograba sacarse un hombre de encima, lo frenaban con infracción.
Y el partido se ensució. Se jugaba como quería el Atlético. Hasta que en ese escenario de confusión, Busquets capturó un rebote en el área, Juanfran se lo llevó puesto y el árbitro cobró el penal. Messi quedó a doce pasos del triunfo: pateó suave, Oblak voló a su izquierda y tapó el remate pero el argentino llegó rápido al rebote y, por fin, logró quebrar a la defensa del equipo visitante.
Ahora se volverán a ver las caras el próximo miércoles en el Vicente Calderón. Atlético de Madrid ya no podrá salir a defenderse. Y el Barcelona viaja con una ventaja mínima que le costó mucho conseguir.
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